MUSEO JUDÍO EN BERLÍN
UBICACIÓN
El edificio se ubica en una zona del antiguo Berlín occidental, ya que el proyecto se inició en 1991, antes de la reunificación. El museo, que ocupa un área de 15,000 m2, consta de dos partes: el Kollegienhaus, un edificio barroco del siglo XVIII que alguna vez albergó la Corte Suprema del Reino de Prusia, y un edificio contemporáneo de forma zigzagueante.
El edificio se ubica en una zona del antiguo Berlín occidental, ya que el proyecto se inició en 1991, antes de la reunificación. El museo, que ocupa un área de 15,000 m2, consta de dos partes: el Kollegienhaus, un edificio barroco del siglo XVIII que alguna vez albergó la Corte Suprema del Reino de Prusia, y un edificio contemporáneo de forma zigzagueante.
LA FACHADA
El edificio principal se halla completamente cubierto por una capa de zinc cuyo color irá variando gracias a la oxidación, mientras que la Torre del Holocausto, un bloque separado está hecho en concreto.
Pero sin duda el aspecto más dramático en la fachada del edificio son la serie de cortes que, a manera de llagas o cicatrices atraviesan la piel metálica en diferentes direcciones. En realidad, estas líneas representan ubicaciones y direcciones de importantes judíos en Berlín, que fueron dibujadas en un mapa y luego proyectadas sobre la fachada del edificio.
El edificio principal se halla completamente cubierto por una capa de zinc cuyo color irá variando gracias a la oxidación, mientras que la Torre del Holocausto, un bloque separado está hecho en concreto.
Pero sin duda el aspecto más dramático en la fachada del edificio son la serie de cortes que, a manera de llagas o cicatrices atraviesan la piel metálica en diferentes direcciones. En realidad, estas líneas representan ubicaciones y direcciones de importantes judíos en Berlín, que fueron dibujadas en un mapa y luego proyectadas sobre la fachada del edificio.
Sin embargo, el vínculo entre ambos se da a través del volumen de la escalera, una caja de concreto visto que atraviesa todo el edificio antiguo. Este volumen simboliza la relación entre judíos y alemanes: nunca fue franca, abierta, integrada, sino oculta, subrepticia y sin estética, pero estuvo allí de todos modos. Esta caja de concreto genera un espacio de escala monumental, que luego se comprime en una serie de galerías. Libeskind utiliza varias veces el recurso de comprimir y expandir el espacio.


Tres líneas subterráneas, llamados “ejes”, diferentes a la forma zigzagueante del edificio, definen el concepto general de la obra y simbolizan tres aspectos de la experiencia judía en Alemania: continuidad, exilio y muerte.


Tres líneas subterráneas, llamados “ejes”, diferentes a la forma zigzagueante del edificio, definen el concepto general de la obra y simbolizan tres aspectos de la experiencia judía en Alemania: continuidad, exilio y muerte.
Cabe destacar que originalmente el edificio abrió al público en 1999 completamente vacío, siendo la arquitectura la única experiencia a la que los visitantes eran sometidos. El abstracto dramatismo de esta arquitectura patética, como la llama Frederick Cooper, debió haber sido significativo, metafórico y por momentos agobiante para quienes hubieran recorrido sus paredes vacías, adornadas sólo con las llagas de luz que generaban las líneas de su fachada.


El edificio está hecho de tal manera que entre la luz necesaria en cada parte de él, ya que como se dice anteriormente se quiere simular cada paso que tuvieron estas personas, por eso está el holocausto, el eje del exilio, de continuidad, entre otros.
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